Sentimientos contradictorios afloran en mi ser. Por una parte, esta nueva super producción de Hollywood no deja de ser una producto fabricado para arrasar en taquilla, con el único objetivo de "idiotizar" al espectador a base de efectos digitales y escenas de acción frenéticas. La primera parte era bastante mala y, lo peor de todo, larga de narices. Aunque, eso sí, era bastante entretenida.
Ahora bien, por otra parte tenemos a coches, que en realidad son robots gigantes extraterrestres, pegándose hostias como panes donde quieren y pueden, acompañados de un tipo friki que se termina ligando a una señorita llamada Megan Fox. Sobre las tollinas de los Transformers sólo puedo alegrarme porque, como ser primitivo y mascúlino, todo aquello que sume robots y guantazos me atrae. Y, sobre Megan Fox, sólo puedo salibar cual simio en celo, olvidando por un instante la existencia de otras chicas en el universo.
Y es que, al final, terminaré viéndola este verano.
PD: se me ha olvidado comentar que sale un transformer viejuno usando bastón. Y otro llorando. Y Megan Fox corriendo, saltando, sudando, arreglando motores...